miércoles, 3 de diciembre de 2008

Omar Amar

Termino en Ginebra el genio del teatro...Lo que casi era imposible que sucediera, paso. Yo, que habia trabajado de fregona en el teatro de Lausanne, fantasmeado detras de la escena, en los camerinos, entre restos de sueño e identidades destruidas, sabia que el teatro nunca habia reinado como en Madrid, ni se habia vuelto loco en las Ramblas, ni improvisado en cualquier plaza italiana. Aunque me daban entradas gratis ( bien merecidas, dado el estado de las moquetas) y yo soportaba el personaje de Conchita con el oscuro deseo de encontrarme con un genio del teatro escondido en la papelera( si, confieso, urgaba en la papelera los restos de obras rechazadas) nada de eso paso, claro. Solo decorados que costaban una fortuna, el dinero derrochado, consumido, agotado en busca de la catarsis. Nada. O sea, que ya no aprovechaba mis entradas. Me daba pena verlos actuar como si ensayaran, torpes, nulos. Y de pronto, tantos años después, el consuelo,la ternura: Omaramar llego de Colombia, y lo logro: monto sus obras en los garajes alternativos, y los directores vinieron a verlo, quien fue el mecenas, me lo pregunto, pero hizo bien, no puede saber hasta que punto, porque yo, me cebé de ilusion en su version de Garcia Lorca de Doña Rosita la soltera, con estudiantes. El duende estaba alli, tan pequeño, tan grande. Omaramar llego a Suiza y se convirtio en un genio. Quien pueda ir a verlo que no se lo pierda: Omar Porras, aquel para el que uno quisiera haber escrito su mejor obra, para que el la transformara en poesia puesta de pie, como decia Federico.